miércoles, 16 de junio de 2010

TROCAR LA SUBVENCIÓN EN INVERSIÓN

Reviso con interés el nº 20 de UneLibros cuando dos compañeros de tareas editoriales me han convencido de algo simple: debo seguir alimentando la sección editorial; ello no impide que el blog recoja el mismo contenido y lo abra al campo de la opinión inmediata, directa.
Como primer apunte en el doble espacio recoja la impre4sión positiva que me ha producido este n.20. Es más, prolongo alguna de sus páginas al reiterar que la edición universitaria no sólo no debe relegar el espacio de la docencia, sino que debe dotar a este espacio de diversidad. Por otra parte, se informa de la existencia de diversos proyectos de edición electrónica; este dato nos invita a recordar que si estamos de acuerdo en que no cabe renunciar a la edición digital, deberemos reconocer que no se trata de editar más; por ahora, se trata de pensar modelos de edición diversos de acuerdo con fines asociados al proceso de aprendizaje o de difusión de la investigación. La pregunta que debemos hacernos es clara: ¿Qué alternativas nos abre la digitalización y la reforma de las prácticas docentes en la Universidad? ¿Qué alternativa y qué plan estamos en condiciones de reproducir? ¿Qué legitima esa alternativa desde todos los puntos de vista, esto es, desde la epistemología, la didáctica, la sociología?
En cualquier caso, la toma de decisiones por parte de las universidades debe contemplar la advertencia que recoge un matizado documento de la CRUE: "Las inversiones en TIC han de ser analizadas con sumo cuidado, ya que resultan muy arriesgadas, puesto que precisan de importantes sumas de dinero que se colocan en activos sometidos a una rápida obsolescencia"1. Realizada esta oportuna observación, se nos advierte de una posible solución:"Las universidades deberían promover más el desarrollo de proyectos TIC en cooperación con otras instituciones y. agentes sociales y profesionales". De esta cooperación no sólo surgirían proyectos, sino proyectos de calidad contrastada. Los concursos locales pueden ocultar mucha mediocridad.
Esto es, lo relevante es pensar y diseñar un plan editorial en cuyo desarrollo cooperen los editores privados y los universitarios, otros ámbitos de la administración autonómica y estatal que, por cierto, encontrarían en el desarrollo de estos proyectos la forma de configurar un sector productivo de alto interés social y económico. Probablemente ello obligue a redimensionar las empresas editoras y los proyectos, pero no debemos permanecer sin analizar el problema hasta que haya sido retirado de nuestro posible campo de juego y, por supuesto (este mi gran temor), hasta del campo de actividad de la edición privada nacional.
Por mi parte, deseo manifestar que no es posible promover el desarrollo en cooperación sin trocar la subvención en inversión y sin discutir un plan editorial de producción de contenidos con el fin de ganar el número crítico de usuarios capaz de vencer el coste y la obsolescencia de este tipo de productos. Las carencias económicas del futuro inmediato aconsejan una administración de recursos; en modo alguno, ausencia de proyectos.
G. Quintas
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1 Las tecnologías de la información y las comunicaciones en el sistema universitario español, p.86. Madrid 2004. La fecha de edición no resta valor a la reflexión.

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