Hoy se ha presentado en Valencia, en el Aula Magna de la Universidad, la revista Transfer, una eficaz herramienta de proyección exterior de la cultura catalana, promovida por el Institut Ramon Llull. Transfer se publica en inglés y se nutre de los artículos que previamente se han publicado en catalán en revistas catalanas, mallorquinas y valencianas. Transfer podría tener sólo una existencia académica, y repartirse por los diferentes lectorados de catalán o los departamentos de hispánicas de cualquier parte del mundo; también podría reducirse a una presencia institucional, repartida por agregadurías culturales de las embajadas y otros organismos de representación institucional en el exterior. Esto sólo ya la justificaría. Pero resulta que Transfer es también útil y eficaz desde el punto de vista editorial y de la comunicación cultural. Al traducir al inglés los artículos que ya han tenido una circulación en catalán, les da una proyección exterior más amplia y les facilita una nueva circulación en un circuito cultural más amplio, europeo en primer lugar y enseguida global. Y así, un artículo de Josep Lluís Barona, que apareció inicialmente en catalán en L’Espill, fue traducido al inglés por Transfer y colgado también en la red europea Eurozine, que reúne más de 120 revistas en los más diversos idiomas del continente, desde Gran Bretaña a Turquía y de los países escandinavos a los mediterráneos. Y gracias a la traducción inglesa, el artículo de Barona ha podido ser leído e interesar a una revista china, que lo ha publicado en chino. El artículo de Barona, escrito y publicado en catalán, puede ser leído ahora en chino por lectores chinos, a través de la intermediación del inglés.
Tres revistas de la Universitat de València participan en el proyecto Transfer: Mètode, Caràcters y L’Espill. Una revista de divulgación científica, de alta divulgación científica, Mètode, que se publica trimestralmente con el objetivo de contribuir a la difusión del conocimiento científico y que se ha ganado un lugar y un prestigio bien merecidos más allá del ámbito estrictamente académico. Una revista de libros, una de las pocas revistas de libros que existen a nuestro ámbito cultural y lingüístico, Caràcters, crítica, rigurosa en sus juicios, independiente, moderna en su diseño y su concepción. Y una revista de pensamiento y cultura, L’Espill, que quiere continuar los presupuestos, actualizados a los nuevos tiempos, con que la fundó hace treinta años Joan Fuster, presupuestos que se apartan de un reflejo esencialista, de una continua y angustiada interrogación sobre el sí mismo de nuestra cultura y nuestra identidad, para reflexionar sobre los grandes problemas de nuestra época en un mundo cada vez más globalizado, más interconectado.
Tres revistas universitarias, en tanto que las publica la Universitat de València, pero que están lejos de limitarse a lo que entendemos habitualmente por cultura universitaria. Y esto se debe a dos factores: a lo mucho que ha cambiado, que está cambiando cada día, la función de la Universidad en nuestro tiempo, que ya no se circunscribe sólo a la docencia y a la investigación, los dos grandes pilares de la Universidad del siglo XX, sino que añade un tercer ingrediente cada vez más fundamental, como es el cultural y social, cívico, el de la intervención en los grandes debates públicos que interesan a nuestra sociedad, desde la organización del territorio y el urbanismo a la defensa y conservación del patrimonio o el crecimiento sostenible, y que en nuestro caso particular, añade además la defensa y conservación del patrimonio lingüístico, el uso normal y la dignificación de la lengua propia. A este protagonismo que la Universidad quiere tener en la vida ciudadana, en la vida social, a la cual puede aportar una importante masa crítica, se añade el papel sustitutorio que la Universitat de València ha debido jugar en este y en tantos otros aspectos de la vida cultural e institucional de nuestro país, llenando vacíos y déficits sustanciales en varias materias, desde el ámbito editorial, por ejemplo en el campo del ensayo y el pensamiento, siempre tan precarios, al representativo e institucional, mucho más delicado, como por ejemplo cuando tiene que asumir la representación valenciana en iniciativas o acontecimientos que afectan al conjunto de nuestra lengua, como la pasada edición de la Feria de Frankfurt, donde la cultura catalana fue la invitada de honor.
Este papel sustitutorio lo debe jugar una vez más, y con mucho gusto, en la colaboración con el Institut Ramon Llull del cual forman parte los gobiernos de Cataluña y las Islas Baleares (y a través de la Fundació Ramon Llull, también el gobierno de Andorra y, pronto, el Consell General dels Pirineus y la ciudad del Alguer), y al cual esperamos que algún día se añadan también las autoridades y las instituciones valencianas. Mientras tanto, la Universitat de València colabora en las distintas iniciativas del Ramon Llull y, en particular, en esta apasionante –y eficaz!– aventura editorial que es la revista Transfer, que se nutre de los artículos publicados previamente en varias revistas culturales de los Países Catalanes, entre ellas las tres ya citadas publicadas por la Universitat de València, pero que cuenta también con una destacada participación valenciana en su confección, desde el consejo de redacción, del cual forman parte Gustau Muñoz, Vicent Olmos, Neus Campillo y Martí Domínguez, a la edición e impresión, que se hace en Valencia, con la inestimable colaboración de la diseñadora gráfica Montse Mas y del director, Josep Lluís Martín. La revista, dirigida por Carles Torner, tiene una doble sede, en Barcelona y en Valencia, y es en Valencia, y concretamente en Publicacions de la Universitat de València, donde se lleva a término el proceso editorial, donde se coordina editorialmente la revista.
La aportación valenciana, y en particular la de la Universitat de València, a la revista Transfer es, pues, notable. En recursos técnicos y humanos, pero sobre todo en la voluntad de contribuir a un proyecto importante, necesario, en un mundo –como decía antes– cada vez más globalizado y que tiene en el inglés su lengua franca, a un proyecto en el cual creemos y con el cual nos sentimos fuertemente comprometidos.
Antoni Furió
Tres revistas de la Universitat de València participan en el proyecto Transfer: Mètode, Caràcters y L’Espill. Una revista de divulgación científica, de alta divulgación científica, Mètode, que se publica trimestralmente con el objetivo de contribuir a la difusión del conocimiento científico y que se ha ganado un lugar y un prestigio bien merecidos más allá del ámbito estrictamente académico. Una revista de libros, una de las pocas revistas de libros que existen a nuestro ámbito cultural y lingüístico, Caràcters, crítica, rigurosa en sus juicios, independiente, moderna en su diseño y su concepción. Y una revista de pensamiento y cultura, L’Espill, que quiere continuar los presupuestos, actualizados a los nuevos tiempos, con que la fundó hace treinta años Joan Fuster, presupuestos que se apartan de un reflejo esencialista, de una continua y angustiada interrogación sobre el sí mismo de nuestra cultura y nuestra identidad, para reflexionar sobre los grandes problemas de nuestra época en un mundo cada vez más globalizado, más interconectado.
Tres revistas universitarias, en tanto que las publica la Universitat de València, pero que están lejos de limitarse a lo que entendemos habitualmente por cultura universitaria. Y esto se debe a dos factores: a lo mucho que ha cambiado, que está cambiando cada día, la función de la Universidad en nuestro tiempo, que ya no se circunscribe sólo a la docencia y a la investigación, los dos grandes pilares de la Universidad del siglo XX, sino que añade un tercer ingrediente cada vez más fundamental, como es el cultural y social, cívico, el de la intervención en los grandes debates públicos que interesan a nuestra sociedad, desde la organización del territorio y el urbanismo a la defensa y conservación del patrimonio o el crecimiento sostenible, y que en nuestro caso particular, añade además la defensa y conservación del patrimonio lingüístico, el uso normal y la dignificación de la lengua propia. A este protagonismo que la Universidad quiere tener en la vida ciudadana, en la vida social, a la cual puede aportar una importante masa crítica, se añade el papel sustitutorio que la Universitat de València ha debido jugar en este y en tantos otros aspectos de la vida cultural e institucional de nuestro país, llenando vacíos y déficits sustanciales en varias materias, desde el ámbito editorial, por ejemplo en el campo del ensayo y el pensamiento, siempre tan precarios, al representativo e institucional, mucho más delicado, como por ejemplo cuando tiene que asumir la representación valenciana en iniciativas o acontecimientos que afectan al conjunto de nuestra lengua, como la pasada edición de la Feria de Frankfurt, donde la cultura catalana fue la invitada de honor.
Este papel sustitutorio lo debe jugar una vez más, y con mucho gusto, en la colaboración con el Institut Ramon Llull del cual forman parte los gobiernos de Cataluña y las Islas Baleares (y a través de la Fundació Ramon Llull, también el gobierno de Andorra y, pronto, el Consell General dels Pirineus y la ciudad del Alguer), y al cual esperamos que algún día se añadan también las autoridades y las instituciones valencianas. Mientras tanto, la Universitat de València colabora en las distintas iniciativas del Ramon Llull y, en particular, en esta apasionante –y eficaz!– aventura editorial que es la revista Transfer, que se nutre de los artículos publicados previamente en varias revistas culturales de los Países Catalanes, entre ellas las tres ya citadas publicadas por la Universitat de València, pero que cuenta también con una destacada participación valenciana en su confección, desde el consejo de redacción, del cual forman parte Gustau Muñoz, Vicent Olmos, Neus Campillo y Martí Domínguez, a la edición e impresión, que se hace en Valencia, con la inestimable colaboración de la diseñadora gráfica Montse Mas y del director, Josep Lluís Martín. La revista, dirigida por Carles Torner, tiene una doble sede, en Barcelona y en Valencia, y es en Valencia, y concretamente en Publicacions de la Universitat de València, donde se lleva a término el proceso editorial, donde se coordina editorialmente la revista.
La aportación valenciana, y en particular la de la Universitat de València, a la revista Transfer es, pues, notable. En recursos técnicos y humanos, pero sobre todo en la voluntad de contribuir a un proyecto importante, necesario, en un mundo –como decía antes– cada vez más globalizado y que tiene en el inglés su lengua franca, a un proyecto en el cual creemos y con el cual nos sentimos fuertemente comprometidos.
Antoni Furió
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